¿Existe realmente la química entre dos personas? ¿Podemos comunicarnos en silencio? ¿Debemos hacer caso de nuestros instintos? La respuesta es rotundamente sí. Sólo tiene que agudizar su olfato y participará del fluido diálogo hormonal que le rodea.
“¿Pero qué le ven a PabloProbablemente, el bueno de Pablo, sin él saberlo, libera a diestro y siniestro un manantial de señales subliminales, que propician el acercamiento de las féminas. Aunque, todo hay que decirlo, ese “poder” del que se beneficia nuestro amigo, deberá ser rematado con sus artes comunicativas y habilidades retóricas para acabar triunfando.
Feromonas, ésta es la palabra clave… y los que están fuertes en etimología griega empiezan a vislumbrar dónde reside el éxito de Pablo (para el resto: phereum horman “llevo excitación”). Así pues, las feromonas son sustancias químicas volátiles de naturaleza hormonal producidas por glándulas exocrinas que, al liberarse al medio externo, influyen en el comportamiento de otros miembros de la misma especie. Sigan leyendo y van a descubrir de lo que son capaces…
Comunicación en silencio
Las hormigas basan su compleja organización social y supervivencia en los diferentes tipos de feromonas que emiten. Así, estos insectos se orientan hacia la fuente de alimento siguiendo el rastro feromónico en el suelo dejado por las glándulas del abdomen de la hormiga o grupo de expedicionarias que halló el maná. De la misma manera, otro tipo de sustancias características y únicas expelidas por todas las hormigas de una misma colonia sirven para detectar a la legua a un individuo intruso. ¿Qué creen ustedes que puede hacer que miles de abejas obreras acaten y actúen bajo las órdenes de una sola? La abeja reina de la colmena emite feromonas determinadas que emanan de diversos centros glandulares ubicados en sus patas, mandíbulas, abdomen… éstas, actúan en los cerebros de las abejas obreras manteniendo la jerarquía establecida en orden y, no sólo eso, otras emisiones de la reina producen la esterilidad de las sumisas obreras, coronándose como la única abeja fértil del grupo.
Determinadas feromonas presentes en la orina y las heces de machos de muchas especies animales están involucradas en señalización de hábitat, delimitación de territorio e identidad individual. Rápidamente pensarán en manadas de leones y grupos de lobos y, por supuesto, en nuestros felinos domésticos y canes caseros y en su tozudez para tratar de apropiarse de nuestra preciosa alfombra persa.
Sin duda, la química invisible subliminal, casi mágica, que aquí nos ocupa, alcanza su máximo valor con la perpetuación de las especies, controlando las conductas reproductivas y parentales de alimentación y protección de las crías. Una sutil brisa de feromonas flotando en el aire, provenientes de un ratón hembra, puede incitar a un ratón macho a iniciar la cópula inmediatamente. Del mismo modo, ovejas y cabras en celo atraen a los machos de su especie tras la emisión de feromonas, que serán percibidas por éstos.
Ojo al dato: los machos de algunas especies de mariposas poseen antenas capaces de detectar las feromonas emitidas por las hembras en un radio de
La química de la química
Y ahora se preguntarán ¿los humanos, inconscientes, somos sensibles a estas señales biológicas básicas? Pues parece cada vez más claro que sí. Que agrademos, abracemos o besemos a alguien depende, en gran medida, de esta química silenciosa. En los humanos la importancia del órgano vomeronasal, indispensable para la detección de las feromonas y que se halla alojado en nuestra nariz, se negó durante mucho tiempo considerándolo únicamente vestigial.
Sin embargo, cada vez más estudios científicos, los cuales examinan la excitación neuronal en nuestro cerebro tras estímulos feromónicos, prueban el impacto que tienen las feromonas en nuestra conducta, sobretodo en procesos de aceptación o rechazo.
¿Por qué creen que el sudor masculino enmascara hábilmente androsteronas y androsteroles? Pues para resultar más apetecible (señores, no vayan a dejar ahora que el desodorante les abandone) dejando un signo claro de fuerza y fertilidad a la mujer.
¿Y ellas? Aquellas mujeres fértiles dejarán aflorar copulinas en sus secreciones íntimas que indicarán, sin lugar a dudas, su madurez sexual al caballero. Ellas, tras periodos de convivencia, serán capaces de sincronizar sus ciclos menstruales por el contacto de esencias femeninas de unas y otras. Y de nuevo ellas, siendo madres, emitirán por sus pezones feromonas características, las cuales serán sabiamente identificadas por sus retoños fortaleciendo el vínculo entre ambos.
Seducción subliminal
No sólo contamos con evidencias científicas que avalan la existencia de este sexto sentido, sino que la historia y algunos de sus pretéritos personajes sucumbieron a su efecto. Las muchachas europeas en edad casadera recurrían a las esencias emanadas por sus axilas para cautivar a sus pretendientes.
En la época victoriana, pañuelos impregnados con los efluvios liberados por la entrepierna del galán eran clara muestra de seducción, a lo que la dama correspondía dejando caer sutilmente un pañuelo oculto en su escote.
¿Qué creen que fue lo que prendó a Enrique III de Francia de María de Clèves? ¿Su belleza? ¿Su conversación? Mucho más original que eso… Se prometieron en matrimonio tras quedar él embriagado por el olor de una camisa empapada en sudor de la duquesa. Y es que ya mucho antes, los egipcios habían descubierto que el sudor contenía sustancias afrodisíacas y no tardaron en fabricar perfumes, mezclando diversas fragancias con sudor de hombres fornidos y sanos que, poco hemos cambiado, eran los más preciados.
Después de esto, ¿les sorprende que en nuestros días feromonas sintéticas se comercialicen, incluidas en cosméticos, perfumes y esencias, con el fin de despertar el olfato de quien se desea seducir?
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