Un estudio africano con personas que tenían problemas visuales y auditivos sugiere que tal vez sí, aunque sea a través de un efecto placebo.
Maryam, una mujer mozambiqueña de avanzada edad, no podía ver dos dedos a poca distancia de su rostro cuando llegó a una intervención pentecostal de oración en su pueblo. Tampoco podía ver una tabla optométrica a una distancia similar.
Pero después de que un sanador de la reunión evangélica le impuso las manos y oró por menos de un minuto, Maryam podía ver no solo los dedos frente a sus ojos, sino también contarlos. También pudo ver la tabla optométrica y pudo leer hasta la línea de 20/125.
Las experiencias de Maryam y 23 mozambiqueños más, parte de un estudio sobre el que se informó en la edición de septiembre de la revista Southern Medical Journal, una revista evaluada por expertos, sugiere a los investigadores que la "oración de intercesión próxima (OIP)", en la que el sanador está muy cerca del paciente, con frecuencia tocándolo o abrazándolo, podría ser un complemento útil para la práctica médica occidental.
En este estudio, el grado de mejora observado en personas que tenían problemas de la vista y de la audición fue más que el observado anteriormente en estudios sobre hipnosis y sugestión, anotó el equipo.
Y aunque no descartan que gran parte de los resultados podrían provenir de un efecto placebo, pareció que en algunos individuos sí hubo beneficios.
"Encontramos un efecto estadísticamente significativo de la OIP para la población de los que tenían problemas auditivos y visuales", aseguró la líder del estudio Candy Gunther Brown, profesora asociada de estudios religiosos de la Universidad de Indiana en Bloomington. "En general no encontramos que las personas que eran sordas o ciegas del todo terminaran con visión 20/20 y audición perfecta, pero los que tenían discapacidades entre moderadas y graves al ser evaluadas antes de la intervención, observaron una mejora muy, muy grande en el umbral".
Estudios anteriores han tendido a enfocarse en la "oración de intercesión a distancia", en que una o más personas oran y el sujeto de la oración no está en contacto directo, o ni siquiera cercano.
"El problema con estudiar la oración de intercesión a distancia es que esa en realidad no es la forma en que la gente ora para sanar", señaló Brown.
La OIP es especialmente común entre los grupos pentecostales, que con quinientos millones de miembros en todo el mundo, son el subgrupo cristiano de más rápido crecimiento, según los investigadores.
"Es una práctica común, pero hay poca comprensión científica de lo que sucede, si algo lo hace, cuando la gente ora para sanar", comentó Brown. "Se están haciendo muchas afirmaciones empíricas, y hay que evaluarlas empíricamente".
Estas afirmaciones empíricas han fomentado mucha controversia, y algunos grupos incluso aseguran que la oración de intercesión puede resultar nociva.
Brown y colegas se enfocaron sólo en defectos de la audición y la vista porque son relativamente fáciles de medir con un audiómetro y tablas de optometría.
Los investigadores encontraron mejoras en todo el grupo de participantes.
En cuanto a la mejora de la audición, dos individuos con déficits auditivos podían oír sonidos 50 decibeles más bajos que su nivel previo a la oración.
Y tres personas con problemas de la vista mejoraron su vista a 20/80 o más, en comparación con 20/400 o peor, informó el equipo.
Aunque estos autores no evaluaron específicamente las bases de la oración de sanación, hay varias hipótesis sobre cómo podría resultar benéfica.
"El efecto placebo es ciertamente el más conocido de estos tipos de interacciones que ocurren entre mente y cuerpo", señaló Brown. Los efectos también podrían atribuirse a que los sujetos estaban más motivados, simplemente porque eran parte de un estudio.
Un médico considera que la oración podría tener un poder de sanación aún no explorado.
"Hay mucho por saber sobre el poder la conexión y el toque humanos, y de simplemente estar junto a alguien, y si esto podría contribuir a la sanación", añadió el Dr. J. Adam Rindfleisch, practicante de medicina integradora y profesor asistente de medicina familiar de la Facultad de medicina y salud pública de la Facultad de Wisconsin. "Es razonable que si alguien está cerca de uno, y uno sabe que le importa y que desea que esté bien, es más probable que [mejore]", comentó.
"Tengo que decirle que en mi experiencia de la medicina integradora, a veces la gente mejora y uno quizás no sepa el mecanismo, y eso está bien", aseguró. "No tiene que tener una explicación para resultar valioso".
FUENTES: Candy Gunther Brown, Ph.D., associate professor, department of religious studies, Indiana University, Bloomington, Ind.; J. Adam Rindfleisch, M.D., integrative-medicine practitioner and assistant professor, family medicine, University of Wisconsin School of Medicine and Public Health, Madison; September 2010, Southern Medical Journal
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